TODOS SOMOS IGUALES
El otro día fui a comprar algunas cosillas a Sancer para las clases de DAI. Mientras me envolvía los torreones y la carpeta conversé un poco con el dependiente, un señor muy agradable con mucha experiencia en su trabajo. Tanta, que casi sabe mejor que tú lo que necesitas antes de que abras la boca. Y hablando me di cuenta de una cosa: todos estamos recorriendo el mismo camino; sí, cada uno evolucionamos con nuestros matices, pero la historia se repite un año sí y otro también. Y por mucho que lo veas todo tan novedoso, la realidad es que muchísimos alumnos antes que tú han pasado por la misma situación: la primera clase de DAI, noches en vela currando, agobios por entregas, alivio al sacar adelante los exámenes... todo.
Y esta mañana, buscando inspiración en blogs anteriores para hacer mis autorretratos, he empatizado con un alumno, autor de una entrada titulada "Lo necesito". Después de leerla, me ha entrado miedo. Ya en la primera retrospectiva que se hizo sobre lo que llevábamos de curso me di cuenta de que no estaba cumpliendo con las expectativas de los profesores, y que había caído en el error de sobrevalorar mi trabajo. Aunque tampoco es mucha sorpresa, porque he pecado de cumploymiento (aka salir del paso como puedas cuando la cosa se pone cruda) más de una vez.
Pero al conocer la historia de este chico, que acabó el curso frustrado y sintiendo que no se había valorado su trabajo, me asustó la idea de que a mi me puede pasar perfectamente lo mismo. No quiero sentirme inútil, no quiero que al terminar el año me domine la rabia pensando que podía haber conseguido cosas mucho más impresionanes, pero sobre todo quiero que cuando todo esto acabe, pueda mirar atrás y decir que estoy orgulloso; que he aprendido, que he experimentado, me he esforzado, y que la satisfacción recorra mi cuerpo pensando en todas las peripecias que hemos superado.
Quiero que esto sirva como aviso, para los que lo lean y para mí mismo. En el momento presente a veces no vemos las cosas de la misma manera y nos da más pereza o no tenemos energía para darlo todo en lo que hacemos. Y la realidad es que somos humanos, y nunca dejaremos de cometer errores. Pero que no se diga que no nos esforzamos por aprender de ellos.
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