DESCENDIMIENTO

 Miedo, angustia, lujuria, terror, agonía...

Es terrorífica. Esta obra me desgarra a través de todos los sentidos. 

Me lleva al límite y hace que quiera salir de allí. No quiero presenciar la muerte, no quiero aceptar mi destino.

Juega con la incomodidad, con miradas desafiantes que dejan claro que nos están hablando.

Cada movimiento, cada gesto, despierta una emoción completamente intencionada, controlada y llena de caos a la vez.

La música me estremece, expresivas todas sus notas y alaridos.

Siento cómo de los actores sale la bestia que todos llevamos dentro, tomando posesión de sus cuerpos y conmocionando al público.

Es la esencia del cuadro, pero contado de una forma muy distinta; y eso impacta.


Tras toda la experiencia de la obra, cuando se encendieron las luces no pude aplaudir. Me había sumergido tanto que no podía dejar de pensar que eso no era solo una obra de teatro. O ni mucho menos, una que haya visto hasta ahora. Y que al salir, fue poco a poco que volví a la realidad, o mejor "esta realidad", porque la obra no estaba representando ficción, sino lo que significa vivir, y tener que morir.








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